lunes, 8 de julio de 2024

Tres ejemplos recientes de participación electoral que han producido cambios

Isidro Toro Pampols .·. 

 


En elecciones en países como Irán, Reino Unido y Francia, sectores  abstencionistas o no, han cambiado la actitud moviendo las tendencias.

En la República islámica de Irán, el candidato moderado Masud Pezeshkian se presentó como alternativa frente a una tendencia continuista que parecía invencible y dio la sorpresa haciendose con el triunfo electoral.

El reformista Masud Pezeshkian, quien aboga por mejorar las relaciones con Occidente, será el próximo presidente de Irán al ganar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales al obtener cerca del 54% de los votos, frente a 44% para el ultraconservador Said Jalili.

El dato que motiva este escrito es la reducción de la tradicional alta abstención en alrededor de un 10%, lo que permite inferir que este sector del electorado hasta hace poco apático le dio el triunfo al candidato moderado que, para Irán, resulta un paso revolucionario.

En Reino Unido la fuerza electoral más exitosa fue derrotada al alejarse de su base quienes le castigaron en las urnas de votación.

El Partido Conservador ha sido la máquina electoral más exitosa de la historia política británica; de hecho, puede presumir de ser el partido con más éxito electoral de Europa. Pero ha ido perdiendo contacto con su base tradicional de apoyo desde 2010.

Temas como la relación con Europa, recordemos que los conservadores promovieron la ruptura o Brexit, que desencantó a muchos de los profesionales de clase media que constituía su base política tradicional o las nuevas adquisiciones en sectores de la clase obrera, quienes vieron en el Brexit una oportunidad, pero finalmente los conservadores no consiguieron reducir la brecha de ingresos y prosperidad aunado a que no resolvieron la crisis acumulada en los servicios públicos desde la austeridad.

Finalmente perdieron parte de sus apoyos tradicionales de la clase media y también los trabajadores que habían conquistados con una narrativa que no se cumplió.

Aquí la abstención jugo distinto al ejemplo de Irán. En las elecciones del 2019 la participación fue del 67.52% mientras que en el 2024 fue del 60%, lo que nos permite inferir, a mejor dato, que parte del electorado conservador los castigó no asistiendo a los centros de votación.

En Francia se produjo este domingo una participación extraordinaria de alrededor del 67%, la más alta desde 1981 y 21 puntos más que en las elecciones de 2022.

Los resultados de la primera vuelta de las elecciones legislativas favorables a la ultraderecha hicieron reaccionar al electorado que apoya a Macron y a los grupos de izquierdas.

El Nuevo Frente Popular, la coalición de partidos de izquierdas (La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Socialista, los Verdes y los Comunistas) fue el vencedor, con 182 escaños, por delante de Ensemble, el partido de Macron, con 168, y el Reagrupamiento Nacional (ultraderecha) de Marine Le Pen, con 143 escaños.

Estos tres en países tan diferentes son ejemplos claros de que la sociedad utiliza el sistema electoral, cuando es democrático, para producir los cambios que la miopía de algunos políticos no sabe o no quieren ver.

Hay una frase proverbial: «nadie escarmienta en cabeza ajena», o sea, la experiencia ajena no es suficiente para desengañarnos, por lo que sólo aprendemos de nuestro errores o desgracias.

Veremos en nuestro entorno.

Foto fuente externa

 

 

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